La protección solar

La protección solar en niños debe ser un hábito todo el año

Con la llegada del buen tiempo es inevitable hablar de la necesidad de proteger la piel de la exposición solar intensa. Pero el caballo de batalla de los dermatólogos continúa siendo concienciar a la población de que estamos expuestos al sol, en mayor o menor medida, durante todo el año, no sólo en verano. Cuando se trata de la piel de los niños la necesidad de protegerla es imperiosa.

El 80 por ciento de la exposición solar que recibimos a lo largo de la vida se produce en los primeros 18 años y sus efectos se acumulan, ya que la piel tiene memoria solar, lo que podría generar problemas cutáneos en la edad adulta. «La piel de los niños es más vulnerable que la de los adultos; por eso hay que cuidarla especialmente, asegurándonos de utilizar protectores adecuados, cuidando que los niños no estén expuestos al sol en las horas de mayor riesgo y, sobre todo, dándoles ejemplo para que entiendan que la protección solar debe ser algo tan normal y necesario como lavarse los dientes o el pelo», ha explicado a Diario Médico Eulalia Baselga, dermatóloga pediátrica de USP Instituto Universitario Dexeus, en Barcelona.

Riesgos

Está comprobado que el sol es el principal factor de riesgo para desarrollar un cáncer cutáneo, por delante de la historia familiar y del fototipo de la piel. Según Baselga, «el melanoma se relaciona directamente con el número de quemaduras solares que se han producido durante la infancia; parece que no importa tanto lo que haya pasado después».

«El hábito de la fotoprotección debe comenzar en la familia. Son los padres quienes tienen que ofrecer a sus hijos un modelo a seguir. Deben ver que los padres se aplican crema solar y que le dan mucha importancia al tema de la fotoprotección». Pero ahí no acaba el trabajo; los padres han de aprovechar todas las oportunidades que estén en su mano para repetir esta costumbre y lograr así inculcarlo al niño desde pequeño. Tanto o más importante que dar ejemplo es educarle sobre las razones por las que es necesaria la fotoprotección. «Tiene que saber cómo puede defenderse adecuadamente del sol».

Entre las pautas imprescindibles para evitar los efectos nocivos del sol están las siguientes: el fotoprotector debe tener un factor mínimo de 15 o superior, ser resistente al agua y proteger de los rayos UVA y UVB; aplicar el filtro solar en casa, treinta minutos antes de salir, generosa y uniformemente por todo el cuerpo, y reaplicar cada dos horas, más a menudo si el niño se baña o suda. Además, aunque la piel esté bronceada, el fotoprotector es igualmente necesario.

Se debe evitar el sol más nocivo, desde las 12 a 16 horas, mantener a los niños a la sombra y cubrirlos con ropa oscura. Aunque esté nublado, el fotoprotector es necesario, ya que las nubes no bloquean las radiaciones ultravioletas. Tampoco se debe olvidar aplicar en la sombra porque se recibe radiación ultravioleta indirecta.

Baselga ha destacado la sencilla, pero imprescindible regla ABC: «Aplicar fotoprotección, Buscar la sombra y Cubrirse con ropa, gorro y gafas».

Filtros solares

Existe una gama muy amplia de protectores solares. Lo primero que hay que saber es que no todos los filtros son iguales: «No bloquean igual la radiación ultravioleta A o B. Cada sustancia química tiene un espectro de acción diferencial (bloquea una longitud de onda determinada de la radiación)».

Para los niños se han de escoger filtros de protección alta (más de 30). «Pero no hace falta que sea superior a 50, porque este índice obliga a incorporar muchas más sustancias químicas que no son buenas para la piel de los niños, y además el beneficio que se obtiene es muy poco en comparación con los riesgos (posible desarrollo de alergias)». A ser posible se deben buscar fotoprotectores que combinen filtros físicos (aquéllos que actúan reflejando la radiación) y filtros biológicos (sustancias antioxidantes que protegen de la producción de radicales libres).

Hasta que el niño cumpla dos años, las precauciones tienen que extremarse: «Las defensas naturales de la piel reparan los daños que pueda haber hecho el sol y en los niños pequeños este mecanismo de reparación inmediata no está bien desarrollado; por lo tanto, se aconseja evitar al máximo la exposición al sol dentro de la lógica normal».

El pediatra es quien tiene que guiar la salud de los niños. «En las revisiones anuales, también se deben incluir preguntas para saber si se protege adecuadamente al pequeño de las radiaciones solares».

En lo que se refiere a los niños inmigrantes o adoptados que tengan pieles pigmentadas el consejo es claro: «Aunque no suelen quemarse, recomendamos protegerlas, no frente al eritema, pero sí frente a los rayos UVA y la producción de radicales libres».

A pesar de que el daño que el sol hace sobre la piel no se ve inmediatamente, siempre termina pasando factura. El sistema inmunitario de la piel no está bien desarrollado en los niños; por lo tanto se debe evitar la exposición al sol en la medida de lo posible

El hábito de la fotoprotección debe comenzar en la familia. Son los padres quienes tienen que ofrecer a sus hijos un modelo a seguir.